29 de diciembre de 1783

Eso sí, vuelvo a ver a Miércoles, afanado siempre en su pesca, su cocina y sus interminables siestas, como un compañero de viaje. Un buen compañero de viaje. Siento verdadero aprecio por ese hombre.

28 de diciembre de 1783

Aunque la verdad es que no hay gran diferencia, la vida sigue siendo exactamente igual.

27 de diciembre de 1783

Como ser Dios no me sirve para nada, puesto que está demostrado ya que la divinidad no otorga la omnipotencia, he decidido volver a ser un simple mortal.

26 de diciembre de 1783

Hoy he intentado evitar la salida del sol. Tampoco. Ha estado puntual a su cita para iluminar mi pintoresca vida.