1 de julio de 1784

He ocasionado una catástrofe animal y vegetal en la playa.
Todo está muerto.
Por cierto, mi trasero aún no ha parado de emitir. Y eso que no he comido nada desde el día de la fartura a chapa-potes...

30 de junio de 1784

Preguntado Miércoles cómo llama su tribu a esos frutos me ha dicho que lo denominan chapa-pote.
Traducido a nuestro lenguaje vendría a ser cocomierdas... o algo así.

29 de junio de 1784

He soñado que unos hombres cubiertos con un extraño mono blanco y máscaras negras en su cara desembarcaban en la isla y se dedicaban a limpiar todo lo que mi trasero ha manchado.
Se tiraban todo el rato cepillando las rocas con pequeños cepillos y recogían los restos que he dejado en cubos.

28 de junio de 1784

Sigo en el mismo plan pero en diferente sitio.
He llegado a acostumbrarme y ahora hago vida normal pero sin taparrabos.
No aguantaba más de cuclillas.

27 de junio de 1784

Aquí sigo. Esto no ha parado.
He generado un río entre mí y el océano.
Nunca más podré bañarme en esta playa.
¿Cuánto más podré permanecer en cuclillas?

26 de junio de 1784

He pasado una noche rara.
Pero esta mañana cuando me dirigía a mi puesto de pesca he notado como si algo dentro de mi explotase.
Dios mío, menos mal que la isla está casi desierta. Lo que está saliendo de mí es como un río de lava negra.
Ahora viscosa, ahora líquida, ahora densísima. El olor ha fulminado a un cuervo tropical que me sobrevoló a unos diez metros.

25 de junio de 1784

Paseando por la isla he encontrado unos frutos de color verde.
Como no he querido arriesgarme, he comenzado probando un poco de uno. Estaba muy bueno. Luego me lo he comido entero. Después me he comido otro y así hasta 12.
Son cada uno del tamaño de un coco. No sé cómo llamarlos. ¿Cocodulces?