31 de mayo de 1783
Domingo. El sol brilla, la brisa sopla suave y fresca, el mar me arrulla con sus olas y los cocoteros dan una sombra deliciosa. Hace mucho que paso de ir a misa y se me ha recompensado con el paraíso en la tierra.
30 de mayo de 1783
Después de un mes de vivir en mi propia cabaña, ya toca limpieza general. No sé cómo, pero la tengo hecha unos zorros.
29 de mayo de 1783
Si mi calendario de mejillonazos en la pared no falla, hoy es viernes. Ante la falta de perspectiva, estoy sopesando tirarme al loro.
28 de mayo de 1783
Y donde ayer me alegraba por no tener que aguantar mujer, hoy echo de menos a una hasta el punto de que el loro mantiene una prudente distancia conmigo.
27 de mayo de 1783
Poco a poco voy intentando verle el lado bueno a todo esto. Si me despierto al alba, puedo darme media vuelta en la hamaca y seguir durmiendo sin que ninguna mujer me llame "vago indecente".
26 de mayo de 1783
Sigo enfermo. Tengo fiebre y un coco atravesado en la garganta que no me deja hablar. El loro está feliz, hoy no podré cagarme en la madre que lo parió.
25 de mayo de 1783
Hoy me he levantado enfermo. No vale de nada quejarse, el loro no me va a preparar sopitas ni té con galletas.
24 de mayo de 1783
Hoy me he levantado bastante mal. No he dormido bien y, además, tengo la extraña sensación de que nada se mueve a mi alrededor. No hay ruidos, el mar está en calma. Ni siquiera ha venido el loro a graznarme...
23 de mayo de 1783
Con el techo dándome una tregua, me acuesto anoche y sueño que todo es un sueño. Sigo en mi casa y tengo una familia feliz. Pero llega el alba y te muestra de nuevo la realidad.
22 de mayo de 1783
Ha vuelto a llover y me ha tirado el techo de nuevo. A veces me apetece tirarme al mar, no nadar y a otra cosa, mariposa...
21 de Mayo de 1783
Mientras reparo el techo, con otra carrada de hojas de palma, pienso en todos aquellos que nunca más sabrán de mí. Ni yo de ellos. El mundo nos parecía tan pequeño y, sin embargo, es tan grande...
20 de Mayo de 1783
Anoche llovió una barbaridad y mi techo de hoja de palma se vino abajo. Debajo estaba yo. Mi cabaña no se inundó gracias a que en su día no acerté a poner rectos los tablones del suelo. Soy un arquitecto con vistas.
19 de mayo de 1783
Bueno, hoy me he levantado más descansado. Sigo pensando en las cosas que he hecho mal para llegar aquí, pero el bastardo del loro empieza a caerme bien. Todo tiene un lado menos malo.
18 de mayo de 1783
A veces uno piensa en la de oportunidades que tuvo para no acabar aquí. Es increíble la cantidad de decisiones erróneas que se pueden llegar a tomar en la vida.
17 de mayo de 1783
Tengo que empezar a crear una especie de despensa en mi cabaña. Me paso el día en la hamaca mirando al mar y eso me da hambre, pero no es cosa de adentrarse en la selva cada dos horas.
16 de mayo de 1783
Y ahora, con el cuerpo y la mente bien descansados, llega la pregunta: ¿cuánto tiempo me queda?¿Va a ser siempre así?
15 de mayo de 1783
No hay nada como levantarse descansado de la hamaca que uno mismo se ha hecho. Hay días en los que merece la pena pensar en seguir adelante.
14 de mayo de 1783
Ya estoy instalado en mi nueva casa. No será un palacio, pero he de decir que los atardeceres en el porsche son una delicia.
13 de mayo de 1783
Tras el descanso, he reunido ánimos y estoy ya construyendo la cabaña. En mi mente había más madera y hojas de palma de las que al final hay. Lo dejaremos en bungalow... , pero MI bungalow.
12 de Mayo de 1783
Hoy me senté en la arena, mirando al mar. Me acordé de cosas y gente pasada. Sentí una profunda tristeza.
11 de mayo de 1783
Arrastrando toda esta madera por la arena de la playa hacia mi incipiente hogar, recuerdo la frase que un día me dijo un viejo marinero griego: "no sabes lo que son los problemas hasta que casas a una hija o te haces una casa".
10 de mayo de 1783
Estaba planeando una distribución de habitaciones, salones y cocina más comedor en mi cabaña. He vuelto a contar los troncos y creo que lo dejaré en un loft.
9 de mayo de 1783
Ya he hecho los cimientos para mi cabaña de náufrago. Recemos para que no sople la más mínima brisa estando yo dentro.
8 de mayo de 1783
Bien pensado, es el único que me hace compañía aquí. Ha aprendido a imitarme. Cuando me pillo un dedo, dice mierda antes que yo.
7 de mayo de 1783
Al loro cabrón no sé si le estoy cogiendo tirria o cariño. Me vigila mientras hago la cabaña y a veces chista y mueve la cabeza.
6 de mayo de 1783
Eso por no hablar de lo que daría por una mujer. Creo que hasta el loro me huye, por si las moscas...
3 de mayo de 1783
Las islas desiertas son estupendas para los domingos por las mañanas: playita, sol, brisa del mar y leche de coco. Lástima de novia...
2 de mayo de 1783
Hoy ha vuelto el loro. Ya no se ríe, pero al ver mis tablones ha hecho un gesto de suficiencia.
1 de mayo de 1783
Cuando era joven, en mis años de estudiante, conocí a dos chicos llamados Boullé y Ledoux, muy majos. Les habrían encantado mis tablones.
30 de abril de 1783
Estoy intentando medir para sacar los tablones. Jamás en mi vida hubiera pensado que en esta isla echaría de menos una plomada y un hilo...
29 de abril de 1783
Hoy por fin he acabado de cortar el tronco gordo. Con esto tengo para una buena estructura. Sólo me falta sacar 50 tablones rectos de él.
28 de abril de 1783
Mi ritmo de corta de troncos se ha ralentizado. No creo que sea culpa del mejillón, más ergonómico que la almeja, sino de mi técnica...
27 de abril de 1783
Le he tirado una piedra al loro. No le acerté. Después el loro me ha cagado. En toda la diana.
26 de abril de 1783
El mejillón se está portando, pero a medio tronco me he tomado un descanso. El loro no sé si ha estornudado o me ha llamado "matao".
25 de abril de 1783
A mi alrededor es obvio que no hay vida inteligente. Sin embargo, hace unos días que un loro me mira sin cesar. Y juraría que se ríe de mí.
24 de abril de 1783
He empezado a cortar el tronco gordo. Como la almeja no da para más, me he hecho con un mejillón.
23 de abril de 1783
Primer día de período vacacional intrainsular: tedio supino. Estoy viendo un tronco de tres abrazos de diámetro. Ese cae mañana...
22 de abril de 1783
Lo bueno de vivir en tu propia isla es el poder que rezumas. Mañana comienza oficialmente el puente de mayo para todos los habitantes: yo.
21 de abril de 1783
Ya llevo cortados tres cocoteros. Las prisas me han llevado a escoger los tres que me daban sombra al chamizo. Cambio de ubicación.
19 de abril de 1783
Me estoy dando cuenta de que en esta isla no tengo ninguna de las cosas buenas que tenía..., pero las malas se han venido todas conmigo.
18 de abril de 1783
Por fin es viernes, cosa que, en esta isla en medio de ninguna parte, me la trae al pairo.
17 de abril de 1783
En los días que llevaba aquí me había sorprendido la total ausencia de mosquitos. Estaban emboscándose, esta noche me han picado 7.852 veces
16 de abril de 1783
Cuando uno es un náufrago en una isla desierta, piensa al menos que le sobrará tiempo... Y una mierda, yo no doy abasto.
15 de abril de 1783
Bueno, creo que iré construyendo mi cabaña por partes. Primero un lecho matrimonial con dosel, por si las náufragas. El resto ya vendrá.
9 de abril de 1783
Bueno, ya está bien de deprimirse, hay que afrontar la situación. Si los troncos de palmera son demasiado gordos, iré a por los cocoteros.
7 de abril de 1783
Me duele hasta el aliento y aún no he cortado madera ni para una silla. Estoy por mandarlo todo a tomar polculo y naufragar de nuevo
5 de abril de 1783
A mitad del segundo tronco se me ha roto la almeja. Las cáscaras de coco no funcionan tan bien.
2 de abril de 1783
Jamás lo hubiera creído, pero se puede cortar el tronco de una palmera con una concha de almeja en sólo 15 horas. Mañana, agujetas.
1 de abril de 1783
¿De dónde coño se sacan en una isla desierta una sierra y un martillo? Creo que mi cabaña va para largo.
31 de marzo de 1783
Bueno, el timonel no aparece para darle dos collejas. Tendré que hacer como todo náufrago que se precie: construir una cabaña del copón.
29 de marzo de 1783
Ya llevo 5 días en esta isla y rezo para no pasar siquiera otros 5 más. Si no, voy a conocer al mismísimo Aburrimiento en persona.
28 de marzo de 1783
Uno siempre sueña con tumbarse en la playa de una isla tropical. Y cuando lo consigue, no piensa más que en cómo irse de aquí...
26 de marzo de 1783
Uno nunca piensa que va a naufragar. Si no, siempre llevaría encima una cuchara.
25 de Marzo de 1783
Ya llevo un día tirado en esta playa tropical. Entre los restos del naufragio no encuentro la Nivea.
24 de Marzo de 1783
Diario de a bordo: El barco naufragó anoche. Si una ola arrastra hasta aquí al inoperante del timonel le despediré.
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