25 de agosto de 1784

La temperatura se mantiene.
La humedad baja.
La fiebre remite.

24 de agosto de 1784

Mi de baja pústula tanto pudiese el pus que en un momento

23 de agosto de 1784

No me mueve, mi pústula, para quererte el cielo que me tienes prometido.

22 de agosto de 1784

La pústula hiede.
La pústula supura.
La pústula se postula.

21 de agosto de 1784

La temperatura se mantiene.
Mi pústula duele.
A la humedad que le de por (ilegible en el original)

20 de agosto de 1784

La temperatura se mantiene.
La humedad mejora.
Mi pústula supura.

19 de agoto de 1784

La temperatura mejora.
La humedad se mantiene.
Mi pústula empeora.

18 de agosto de 1784

La temperatura y la humedad se mantienen. Pero me ha salido un pústula en la rabadilla.

17 de agosto de 1784

La vida hoy es igual de insoportable que ayer pero con dos grados más de temperatura y un veinte por ciento más de humedad

16 de agosto de 1784

La vida es insoportable.

15 de agosto de 1784

Nadie. Nadie querría estar en mi misma situación.
¿Para qué engañarme?

14 de agosto de 1784

¿Pero de qué me estoy quejando todo el rato? Vivo en la playa. Sin ataduras. Todo, hasta donde mi vista alcanza, me pertenece.
¿Cuántos quisieran estar en mi misma situación? ¿Cuántos?

13 de agosto de 1784

Aquello oscuro que venía por el mar hace un par de días era la noche. Mi soledad es tal que rezo para que me brote una tercera mano.

12 de agosto de 1784

Hoy ha tocado siesta. Y de las buenas. Me parece haber dormido casi un año. Al despertar me he dado cuenta de que podría seguir durmiendo otro más y aquí no pasaría nada.

11 de agosto de 1784

Algo oscuro viene por el mar.

(Y no, no estoy hablando de la depresión)

10 de agosto de 1784

Si lanzo un coco contra una piedra y se rompe la piedra ¿quiere decir que el coco es más duro que la piedra?
Sin embargo si mastico la cáscara de ese coco y un trozo de esa piedra, la piedra me sigue pareciendo mucho más dura.
Santo cielo, qué aburrido estoy.

9 de agosto de 1784

A veces pienso en quedarme aquí, deliberadamente, para siempre, solo. Y pardiez que resulta tentador.

8 de agosto de 1784

Alguien vuelve a caminar de nuevo a mí lado.
¡Anda mira quién es!
¡Soledad! ¿Cómo tú por aquí?

7 de agosto de 1784

Como ni por la fuerza de la corriente ni por la dirección del viento era normal que navegasen tan despacio, debía haber una explicación.
Resulta que tenían el ancla echada.
De hecho no creo que se diesen cuenta ni de que existía semejante artilugio. He cortado la cuerda y han salido tirando millas.

6 de agosto de 1784

Estos dos son tontos pero con ganas.
Ya he solucionado el tema.
Se han perdido por el horizonte.

5 de agosto de 1784

Aún no han salido de la playa y ya han agotado los víveres.
Menudo par de navegantes.
Esta situación es insoportable. Que se vayan.

4 de agosto de 1784

Digo que evitar situaciones violentas...
Hoy me he encontrado a Miércoles al bajar del cocotero.
Yo bajaba y el subía.
¡Qué situación más tensa!

3 de agosto de 1784

Para evitar situaciones violentas creo que hasta que salgan de la zona de la playa voy a prescindir de ir a pescar.
Semanita de fruta.

2 de agosto de 1784

Caray.
Hoy parece que están más cerca que ayer...

1 de agosto de 1784

Es una situación un poco violenta, pero entre que la marea baja y que yo tengo que ir a pescar paso alrededor de la lancha.
Nos hacemos los tontos como que no nos vemos.
Ellos miran al cielo y señalan una gaviota. Yo hago como que el sol me refleja en la cara.

31 de julio de 1784

Aunque aún no he salido de mi asombro ya me muevo por la isla.
La embarcación sigue prácticamente en el mismo sitio que ayer.
Ponle que a unos 60 metros mar adentro.

30 de julio de 1784

Anonadado estoy.
Todavía sigo de pie en el mismo sitio de ayer.
Por cierto, la embarcación navega hacía mar abierto a la misma velocidad a la que llegó.

29 de julio de 1784

Me he acercado a preparar la embarcación.
No estaba donde la había dejado.

Al mirar al mar, a unos cuarenta metros mar adentro, he visto la nave con la vela izada y navegando hacia el horizonte.
Dentro he visto a Morag y a Miércoles.

28 de julio de 1784

Si no salimos hoy, mañana es la fecha límite.
El 30 de julio es el día que cambia la corriente.

28 de julio de 1784

Hoy la he visto en la playa, a lo lejos con Miércoles.
Pobrecito mío, la tabarra que le estará dando.

27 de julio de 1784

Hoy no la he visto en todo el día.
Creo que el volver a verme después de tanto tiempo le ha trastornado un poco.
Es normal

26 de julio de 1784

Se nos está pasando la fecha de salir de aquí.
Llamadme raro pero me da la sensación de que Morag me evita. Hasta diría que pasa más tiempo con Miércoles que conmigo.

25 de julio de 1784

Llamadme tonto pero comienzo a notar a Morag un tanto distante

24 de julio de 1784

Ya le he dicho que en unos días se acabarán los vientos del sur y cambiará la corriente por lo que será difícil abandonar la isla hasta el año que viene.

23 de julio de 1784

Yo estoy loco por irme pero ella quiere conocer toda la isla. Es incansable. Ya la he acompañado a todas partes.
Estoy madrugando más que nunca y cuando llego a casa estoy destrozado.

22 de julio de 1784

Aunque estoy loco por irme, Morag insiste en quedarse en la isla para conocerla.
Dice que en 1784 es muy difícil viajar a una isla paradisíaca y que es posiblemente la única vez que lo hará en su vida.

21 de julio de 1784

Ahora que mi princesa está conmigo soy feliz.

20 de julio de 1784

Al final de mil y un avateres se vio abandonada en un solitario puerto no excesivemente lejos de esta maldita isla.
Se decidió a robar una lancha de pescadores y después de un poco más de tiempo del previsto ha llegado a mis brazos.

19 de julio de 1784

Cuando se enteró de lo que mis difuntos ex-compañeros me había hecho decidió buscarme por todos los mares.

18 de julio de 1784

Mi amada me ha contado toda la historia.
Una vez que la Grimalda llegó al puerto de Edinburgo sin mí, mi adorada decidió salir a buscarme.

17 de julio de 1784

El capitán la barca -y su única tripulación- ¡es Morag!

16 de julio de 1784

¡Por San Andrés!
No puedo creer lo que ven mis ojos.

15 de julio de 1784

Ya me está cansando el tema

14 de julio de 1784

He ido a recibirlo pero veo que se retrasa.
A ver si mañana...

13 de julio de 1784

Estoy pescando en la otra parte de la isla.
Total hasta mañana no llega el pesao ese...

12 de julio de 1784

A este ritmo creo que arrivará en dos días

10 de julio de 1784

El capitán ese no le ganaría en regata a una caracola

9 de julio de 1784

Casi una semana después y todavía no ha llegado

8 de julio de 1784

Carajo la vela que lenta viene

7 de julio de 1784

Diviso perfectamente que se trata de una embarcación pequeña

6 de julio de 1784

Desde luego parece una vela

5 de julio de 1784

Se acerca.
Distingo como un triángulo de color blanca.

4 de julio de 1784

Sigo viendo algo allá a lo lejos

3 de julio de 1784

Mientras contemplaba el mar me ha parecido ver algo en el horizonte.

2 de julio de 1784

Ya he parado de emitir.
Me he quedado esquelético.
No sé por qué, pero me apetece ponerme una sábana blanca y rezarle a una vaca.

1 de julio de 1784

He ocasionado una catástrofe animal y vegetal en la playa.
Todo está muerto.
Por cierto, mi trasero aún no ha parado de emitir. Y eso que no he comido nada desde el día de la fartura a chapa-potes...

30 de junio de 1784

Preguntado Miércoles cómo llama su tribu a esos frutos me ha dicho que lo denominan chapa-pote.
Traducido a nuestro lenguaje vendría a ser cocomierdas... o algo así.

29 de junio de 1784

He soñado que unos hombres cubiertos con un extraño mono blanco y máscaras negras en su cara desembarcaban en la isla y se dedicaban a limpiar todo lo que mi trasero ha manchado.
Se tiraban todo el rato cepillando las rocas con pequeños cepillos y recogían los restos que he dejado en cubos.

28 de junio de 1784

Sigo en el mismo plan pero en diferente sitio.
He llegado a acostumbrarme y ahora hago vida normal pero sin taparrabos.
No aguantaba más de cuclillas.

27 de junio de 1784

Aquí sigo. Esto no ha parado.
He generado un río entre mí y el océano.
Nunca más podré bañarme en esta playa.
¿Cuánto más podré permanecer en cuclillas?

26 de junio de 1784

He pasado una noche rara.
Pero esta mañana cuando me dirigía a mi puesto de pesca he notado como si algo dentro de mi explotase.
Dios mío, menos mal que la isla está casi desierta. Lo que está saliendo de mí es como un río de lava negra.
Ahora viscosa, ahora líquida, ahora densísima. El olor ha fulminado a un cuervo tropical que me sobrevoló a unos diez metros.

25 de junio de 1784

Paseando por la isla he encontrado unos frutos de color verde.
Como no he querido arriesgarme, he comenzado probando un poco de uno. Estaba muy bueno. Luego me lo he comido entero. Después me he comido otro y así hasta 12.
Son cada uno del tamaño de un coco. No sé cómo llamarlos. ¿Cocodulces?

24 de junio de 1784

Estoy tan lejos de todo lo que quiero que siento como si la distancia se amontonase en mi pecho y estuviese a punto de rompérmelo

23 de junio de 1784

Ya sé que parecerá una tontería pero tengo nerviosismo.

22 de junio de 1784

Imaginaos cómo es mi vida.
Imaginaos la vuestra pero sin las tres o cuatro tonterías que os hacen continuar.

21 de junio de 1784

Hay veces que me gustaría estar muerto.
El resto de veces me gustaría no haber nacido.

20 de junio de 1784

Desaparecida la esperanza de un matrimonio ridículo pero real retomo la antigua ilusión:

¡Amada Morag! ¿Qué estarás haciendo ahora mismo?

19 de junio de 1784

Hace unas hora Bambata se levantó con mucho esfuerzo y se adentró en la selva tambaleándose. Creo que el golpe con la tapa del arcón le ha dejado cierta resaca.
Visto el estado en el que ha quedado la choza creo que no tendré mayores disputas en la repartición de los bienes tras nuestro divorcio.

18 de junio de 1784

Viendo desapasionadamente la cara de Bambata semienterrada en la arena, me percato de que es más fea que pegar a un predicador que te trae limosna. Es gorda. Le faltan dientes -y no del remazo-. Es tuerta. Y de cerca huele bastante mal.
Desde mi juventud en Escocia siempre he confundido calentura y amor. Y no digamos cuando al binomio le añadía un par de pintas.

17 de junio de 1784

Para lo bueno nunca acierto. Para lo malo siempre.
Me quedé en la puerta de la choza. Vi caer el rayo, caer al palmera, quebrar la choza y comenzar el diluvio.

Lo primero que salió por la grieta en medio de un manantial fue el arcón. Lo aparté a mi lado y cogí la tapa.
Después salió fluyendo el indígena. Le di con la tapa de canto en sus partes. Aún se debe estar retorciendo.
Después apareció Bambata. Le di en la cabeza. Aquí está, más quieta que la muda de un cangrejo.

16 de junio de 1784

Como ya es tradición en cada temporada de las lluvias inexorablemente cae un rayo.
Inexorablemente en mi parte de la isla. Inexorablemente en la playa donde vivo. Inexorablemente da en una palmera. Inexorablemente sobre la que está encima de mi choza. Inexorablemente el rayo parte la palmera. Inexorablemente la palmera cae y destroza la choza.
Inexorablemente inmediatamente después cae la madre de todos los diluvios. 

15 de junio de 1784

Estoy tranquilo.
Mañana empieza la temporada de las lluvias.

14 de junio de 1784

Consultado Miércoles me dice que en esta asquerosa y salvaje isla las leyes caníbales protegen a la mujer cuando se produce un repudio.
La choza, el arcón y su contenido. Hasta el loro. Todo ahora es de Bambata.

13 de junio de 1784

Vuelvo cabizbajo y hecho polvo a la choza.
Me encuentro a Bambata con un indígena que me cortan el paso.

12 de junio de 1784

Consultado Miércoles me informa que escupir en la cara para la cultura caníbal significa el mayor de los desprecios.

11 de junio de 1784

He intentado volver a rehacer nuestra relación.
Ella me ha escupido en la cara.
¿Qué habrá querido expresar?

10 de junio de 1784

Hoy me he atrevido a entrar en la choza.
Allí sólo quedaba Bambata viva. Junto a ella había tres cadáveres.

El estado de los otros dieciséis indígenas que quedaban en la choza era aún peor.

9 de junio de 1784

De noche cerrada un grupo muy numeroso de salvajes atacaron la choza.
Su acción fue repelida por parte de los cuarenta amigos y familiares de Bambata que ahora la habitan.

Al amanecer la playa estaba sembrada de cadáveres.

8 de junio de 1784

Hoy ha habido un altercado en nuestra choza.
Parece que ha habido una disputa por un cachito de espejo.

Dos indígenas han fallecido.

7 de junio de 1784

Hoy he visto a Bambata por primera vez. 
No me ha hecho ni caso pero estaba bellísima con mis espejitos alrededor del cuello.

6 de junio de 1784

Sigo esperando que Bambata se digne a llamarme.
Por otro lado, estoy asombrado de lo buen arquitecto que soy. Hay más de veinte personas en la choza bailando todo el día y toda la noche y no se han hundido los cimientos.
Noto que una pared empieza a desaparecer. Sin duda para alimentar la hoguera que han hecho en el interior de la choza.

5 de junio de 1784

Esta mañana han llegado otras cuatro personas de edad mayor que Bambata y el tercer indígena. A su vez dos indígenas más que guardan gran parecido con Bambata, ambos acompañados de lo que parecían sus esposas.
Todos ellos portaban numerosos objetos y una gran camada de bebés de los que he perdido la cuenta.

4 de junio de 1784

Aún no he podido entrar en la choza desde el día anterior a la boda.
Como me hallo a poco metros de la puerta esperando el momento en el que pueda disfrutar de mi esposa, he podido comprobar que un tercer indígena ha llegado.
Le han acompañado niños indígenas de edades que pueden rondar desde los seis meses hasta los cuatro años aproximadamente.

3 de junio de 1784

Consultado Miércoles ha procedido a informarme de que entre las tribus caníbales que habitan esa isla no existe nada que se parezca remotamente al derecho de pernada.
No puede obviarse que Miércoles, aparte de ser un poco envidioso- no es el tipo mejor informado de esta isla.

2 de junio de 1784

Lo primero que supuse es que se trataba de un derecho de pernada o algo así.
Pensé: Son sus costumbres y hay que respetarlas.
Hoy, ha llegado otro caníbal -sospechosamente parecido al que vi retozando con ella mientra cagaba- y han vuelto a hacer la misma jugada. Sólo que todavía no han salido y los gemidos se oyen a tres playas.
Este segundo salvaje ¿será el vicepresidente o algo así?

1 de junio de 1784

Esto no está siendo como yo esperaba.
Nada más acabar la ceremonia. El caníbal gordo -que debe ser el jefe o algo así- se ha cogido a Bambata, la ha llevado a mi choza y no ha salido hasta bastante después del mediodía.
Se les oía gemir a dos playas de distancia. El resto de la tribu bailaba alrededor de la choza gritando oé oé oé y alrededor mío con los puños en la frente y el índice y el meñique extendidos.

31 de mayo de 1784

La boda está siendo la bomba.
Todos bailando alrededor de una hoguera, gritando y lanzándose lanzas ardiendo a los pies. Estos caníbales sí saben organizar una jarana.
El menú me ha decepcionado: Fruta y verdura.

30 de mayo de 1784

Hoy se ha presentado aquí media tribu.
Miércoles, con las manos en la cabeza, me ha explicado que quieren organizar la boda cuanto antes.

Gracias Señor. Ahora sé cuál fue la razón por la cual me abandonaste dos veces en esta isla asquerosa llena de caníbales y de cacas de loro.

29 de mayo de 1784

Desde ayer la actitud de Bambata hacia a mí ha cambiado como de la noche al día.
De repente es ella la que me ha venido a buscar y hasta me ha traído fruta.
Ya sabía yo que en su pecho indígena e infiel había algo que latía por mí.

28 de mayo de 1784

Hoy, por culpa de la marejada nos hemos visto obligados a cambiar el sentido de nuestro paseo. Lo cual hizo que llegásemos hasta mi choza.
Como ella no habla le he estado mostrando cosas del arcón.
Al ver los cachitos de espejo rotos se ha quedado ojiplática.

27 de mayo de 1784

Hoy, delante de mí, Miércoles le ha propuesto mis intenciones a Bambata.
No ha hecho ni el menor gesto positivo.

Creo que se sigue haciendo la interesante, pero en el fondo me ama.

26 de mayo de 1784

Le he pedido a Miércoles que le diga a Bambata que me quiero casar con ella.

Miércoles ha accedido a regañadientes.
(Le he tenido que amenazar con el mal de ojo del ojo azul... golpe bajo pero siempre funciona).

25 de mayo de 1784

Hoy le he declarado mi amor a Bambata.
Ella sigue haciéndose la dura. No me habla ni muestra ningún interés por mí.
Creo que es un claro síntoma de amor.

24 de mayo de 1784

Ya está todo resuelto. 
He tomado una decisión adulta.

A partir de hoy iré a cagar a otro sitio.

23 de mayo de 1784

He ido a la playa. Me he puesto a caminar con ella. Como siempre, yo soy el único que hablo. Le he pedido explicaciones sobre lo que había estado haciendo ayer.
Obviamente, como soy el único que hablo ella no me ha respondido.
He decidido olvidar el incidente y comenzar de nuevo.

22 de mayo de 1784

Hoy iré a hablar con ella para que me cuente lo sucedido.
Debe tratarse de un error.

21 de mayo de 1784

Estoy llorando en mi choza.
Todo se nubla a mi alrededor.
Bambata se fue con un...
¡Dios! ¿Qué estoy diciendo?

20 de mayo de 1784

Hoy, al adentrarme en la selva a causa de su imperiosa llamada, he visto a una caníbal retozando con un caníbal.
En un principio pensé que era Miércoles con una de sus bellezas oscuras. Pero más tarde pude advertir que ella era Bambata.
Mi corazón ha dejado de latir.

19 de mayo de 1784

Hoy, le he dicho a Bambata lo que siento por ella.
No ha puesto cara de enterarse, pero creo que en el fondo, su corazón traduce lo que siento.