29 de septiembre de 1783

Quizás lo bueno sea ir compaginando ambas cosas. El dolorcillo de fondo de los golpes en las piernas, el zumo de mango que nos hemos preparado en cáscaras vacías de coco, recostarse en una silla al sol del atardecer, meter los pies en agua salada... Tenemos una enorme sonrisa de bienestar.

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