10 de agosto de 1783
Tras otra desesperante discusión acerca de la temperatura del caldo (o eso creo) me han acabado introduciendo en la olla. Reconozco que esto tiene buena pinta, si yo tuviese la dicha de ser uno de los comensales.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario