1 de febrero de 1784

Ayer pensé que era la suerte del principiante.
Hoy ha lanzado la bola dándole un sorprendente efecto. Al principio va hacia un lado y, rotando sobre sí misma, cambia progresivamente de dirección.
Cada vez que pasa entre las dos palmeras, la bola cae sobre una zona de hierbas a la que los salvajes llaman algo así como "gol". Y eso es lo que grita con sonriente cada vez que lo consigue.

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